viernes, junio 28

Mora de Rubielos y Rubielos de Mora

MORA DE RUBIELOS Y RUBIELOS DE MORA
 
Castillo de Mora de Rubielos
 
Mucho había oído decir de la belleza de los paisajes y pueblos de esta zona del Maestrazgo en plena sierra de Gúdar. Recientemente dos pueblos de la zona han sido elegidos para formar parte de la lista de los pueblos más bonitos de España, hablamos de Rubielos de Mora y Puertomingalvo. Así que aprovechamos este fin de semana para conocer un poco la zona. Comenzaremos nuestra ruta por Mora de Rubielos. Destacan su Ex-colegiata, sus puertas amuralladas y sin duda su enorme castillo. Perfectamente rehabilitado ofrece al visitante la oportunidad de visitar numerosas estancias del mismo, desde la cocina, las cuadras, los almacenes y las mazmorras.
 



Ayuntamiento de Mora









 
 


 
 
  En las tres imágenes anteriores podemos ver las cuadras donde actualmente se exponen diferentes utensilios de antaño, auténticas piezas de museo.
 



 
  En otra de las salas del castillo pueden contemplarse también objetos de diario de época, como unos cestos y cunitas de niño y un antiguo lavabo de cuando no existía el agua corriente.
 

  Las dos fotos anteriores se corresponden con la mazmorra. Justo encima se encontraba el dormitorio del señor, al parecer disfrutaban escuchando por las noches los gritos lastimosos y los quejidos de los presos.
  Anteriormente al actual edificio existía una fortificación musulmana de la que poco se sabe. La villa fuè reconquistada por Alfonso II. El castillo pasó a manos de Pedro Ladrón, por donación del Rey Pedro II, hijo de Alfonso II, hacia el año 1198.
  El Rey Jaime I, hijo de Pedro II, en 1255 donó la Baronía de Jérica, Castellón, que incluía la Villa de Mora, a su hijo, bastardo, Jaime.
  Con motivo de la Guerra de los Pedros, 1356-1369, la Villa y el castillo son tomados por los castellanos en 1363 y recuperados por las tropas aragonesas el año siguiente en que los moranos abren las puertas de sus murallas al Conde de las Montañas de Prades, Pedro IV de Aragón concede privilegios a la Villa y promete mantenerla siempre unida a la corona.
  En este punto tengo que recalcar lo que dicen los textos: TROPAS ARAGONESAS, y va por aquellos que en pos de su independencia pretenden cambiar la historia olvidando sus orígenes con el fín de propiciar un sentimiento nacionalista en las generaciones venideras.
  En 1367 los señores de Jérica venden la Villa y el Castillo a Don Hugo, Vizconde de Cardona y éste al cabo de un mes los pasa a Don Blasco Fernández de Heredia previo pago de una cantidad.
  Serán los Fernández de Heredia quienes construyan el actual castillo y se constituyan en Señores de Mora. Esta dinastía rigió siglos.
  En 1614, Juan Fernández de Heredia, cede el castillo a los franciscanos y allí instalan su convento, realizándose algunas modificaciones.
  En 1700 un incendio destruyò parte del edificio ardiendo archivos y biblioteca, (es curioso que los incendios a lo largo de la historia sean tan caprichosos pues parecen empeñados en borrar todo vestigio anterior, siempre acaban ardiendo los archivos y los libros). Tras este incendio se realizaron diferentes reformas que alteraron la imagen del castillo.
  Con la desamortización de Mendizábal en 1835, el castillo pasa a ser dominio del municipio destinándose a cárcel del distrito. Fue bastión liberal, asediado y sumamente dañado por los carlistas.
  Tras las guerras carlistas siguió como cárcel. Por último fue utilizado como cuartel de la Guardia Civil tras la guerra del 36, siendo abandonado durante unas décadas.
  En 1931 fue declarado Monumento Nacional, en 1972 se iniciò su restauración.
 






  Podemos ver las piedras grabadas con los símbolos de los canteros.


La acústica en esta sala es espectacular


 Acercándose ya la hora del mediodía vamos ahora a nuestro hotel. Vamos a alojarnos en el Hotel Masía la Torre. El hotel se encuentra en un desvío indicado de la carretera que lleva a Rubielos de Mora. En medio del campo se levanta este fantástico hotel, construido sobre las ruinas de una antigua masía, donde se respira paz y tranquilidad incontables. Lujo total, combinación entre lo moderno y lo antiguo, la piedra...


 
  Imágenes exteriores del hotel
 
 






 
  Imágenes de nuestra habitación, jacuzzi incluìdo, y las extraordinarias vistas desde los ventanales.
 
  Y ahora toca otra parte fundamental en los viajes, no todo son iglesias y castillos, me refiero al del gusto del paladar. Comemos en el hotel.
 



 
De primer plato tomamos unas berenjenas con gambas, de segundo Nieves unas carrilleras y yo solomillo ibérico. De postre leche frita. Delicioso. Lo dicho, un hotel magnífico, un auténtico capricho.
  Después de descansar un ratito salimos de nuevo a la carretera. Vamos a dirigirnos en primer lugar a Rubielos de Mora.
 















 
Visitamos los portales, el ayuntamiento donde contemplamos su magnífico patio renacentista, su iglesia desde el exterior y otros rincones de la villa.
 





Abandonamos Rubielos de Mora y salimos de nuevo a la carretera esta vez sin rumbo fijo para disfrutar de los paisajes de esta zona del Maestrazgo y de las imágenes tan bellas que ofrecen la silueta de algunos pueblecitos, como Linares de Mora. Este no llevar rumbo fijo hizo que me metiese con el coche por una pista forestal de 18 km. donde tuve que sortear desde ramas a agujeros enormes en la pista. Por un momento pensé que ocurriría si un incendio nos alcanzase en ese recorrido, como enseguida tuve respuesta decidí no pensar más en ello y creer que después de cada curva iba a encontrarme un núcleo de población, pero la verdad es que no era así y mi temeridad hizo que no disfrutase plenamente de esos 18 km.
 
 
 
 Bella imagen de Rubielos de Mora desde un mirador.
 
 
 
Preciosas siluetas de Linares de Mora
 
Regresamos de nuevo a nuestro hotel donde daremos cuenta de una excelente cena. Un revuelto de ibéricos de la zona con huevos de corral por mi parte y ensalada de rulo de cabra Nieves, y de segundo confit de pato los dos.
 
  A la mañana siguiente nos espera un suculento desayuno: una fuente de jamón de Teruel, queso de la zona, fuet, chorizo...unas tostadas, zumo de naranja, todo tipo de dulces e infusiones preparado todo ello individualmente para cada mesa. Llega el momento de dejar este magnìfico hotel, auténtico remanso de paz, expresando mis felicitaciones por el acierto que han tenido y prometiendo hacer una muy buena prensa tanto por el alojamiento como por la atención prestada.
  Vamos a dirigirnos ahora hacia Puertomingalvo, otro pueblecito que recientemente ha sido catalogado como uno de los pueblos más bonitos de España.
 
 ¿Porqué existen tantas representaciones de dragones en todo el mundo y desde la antigüedad si al parecer según cuenta la ciencia oficial jamás existieron....?
 

 

 
 Aunque los más jóvenes no se lo crean hubo una época, y de eso no hace tanto, en que no existía internet, ni existían los teléfonos móviles, ¡no existían, parece increíble para algunos pero realmente la especie humana fue capaz de evolucionar sin teléfonos móviles!, ni en los domicilios particulares había un teléfono fijo como ahora, no. En las ciudades y salvo los más adinerados para llamar por teléfono había que bajar a un bar donde previo pago te daban una ficha que introducías por una ranura para poder hablar y al otro lado de la línea una voz de la telefonista te ponía en contacto con quien querías hablar. Y en los pueblos existía un teléfono para todo el mundo. La persona que te lo cogía iba a la casa de quien querías hablar para decirle que le llamaban. Si, así era.

  En la imagen vemos un reloj solar. Tampoco los relojes de pulsera han existido siempre.
 


 
 
 


 
 
 
 
  Bellísimas imágenes de Puertomingalvo. Un pueblecito realmente precioso y muy bien cuidado.
  Llega la hora de reponer fuerzas. Comentarios leídos por este quien escribe apuntaban a que optáramos para ir a comer a "CASA JUAN".
  Visto desde afuera no parece ni restaurante. Una puerta estrechita entra en el bar. Preguntamos por el comedor y nos dicen si habíamos estado antes, pues no, nunca. Al fondo, subiendo unas escaleras por la derecha para luego tirando a la izquierda... encontramos un amplio salón con unos ventanales que ofrecen unas vistas extraordinarias. Nos sentamos y después del muy buenas y sin preguntar nada más comienza la procesión de platos. A modo de aperitivo y antes de comenzar por el primer y segundo plato, digamos que para entretenernos un rato, nos sacan una ensalada de tomate, cebolla y olivas, un plato de sepia, otro plato con anchoas, otro de ahumados de salmòn y bacalao, una fuente con más de medio kilo de jamón, queso, fuet...
 
 
 
 
Después del aperitivo vienen a preguntarnos por lo que queremos de primer y segundo platos. De primero tomamos unos pimientos rellenos de bacalao, de segundo Nieves toma una caldereta de langosta, solo queda una, y yo por un entrecott, gracias que no tomo el chuletón porque probablemente me habrían puesto encima de la mesa la ternera entera.
 
 
 
 
  Y después los postres. Impresionante para los amantes del buen comer que por un día quieran dejar a un lado los platos minimalistas que tan de moda están actualmente. El precio de todo ello realmente irrisorio. Destacar la muy buena atención que nos dispensaron y el trabajo de la señora que lleva la cocina, a la que vimos sentarse por cierto con claros síntomas de agotamiento. Desde aquí un fuerte abrazo para ella y los dos camareros que no paran de correr por todo el comedor.
  Hasta aquí nuestro fín de semana cultural, arquitectónico, paisajístico y culinario. "Tres son los argumentos de un buen viaje: el descanso en un magnífico hotel, la historia y motivos arquitectónicos, y el buen comer y beber."