jueves, noviembre 17

NORMANDIA Y BRETAÑA.

NORMANDIA Y BRETAÑA. 29 Oct.-1 Nov. 2011.


Le Mont Saint Michel
            Hacía ya tres años que no viajábamos hasta este enigmàtico, sorprendente y bello lugar. Aprovechando los cuatro dìas festivos que tenìamos con motivo del puente de "Todos los Santos" elegimos venir hasta aquì y añadir en nuestra agenda otros lugares cercanos que no conocìamos. El sábado a las cinco de la mañana nos ponemos en camino. Once horas despuès, tras las necesarias paradas tècnicas, llegamos a Saint Michel. Mucha gente no entiende que pueda hacerme 1200 km. para estar tan poco tiempo. Lejos de cansarme el conducir me relaja, es una pasiòn y màs el saber que vamos a encontrarnos con lugares como este.
  De las leyendas que circulan sobre el lugar no voy a escribir nada en esta ocasiòn, pues en  este mismo blog ya hablo de ello la vez anterior que vinimos. Sì quiero recordar que es un lugar especial, donde sientes que fluyen extrañas fuerzas naturales y que sin darte cuenta te van cargando de energìa.
  Nos vamos alojar esta noche en el hotel Albergue de la Bahìa, modestìsimo. En Francia observo que la gente es muy dada a tirar de caravana y que los hoteles o son muy lujosos, los Relais Chateaux, o  son discretillos, pero lo cierto es que por donde hemos ido no hemos encontrado algo intermedio.


Detalle de  nuestro hotel. Nos alojamos en la segunda planta.


El atardecer es increìble
Despuès de presentarnos en el hotel salimos al islote, a unos 2,5 km. del mismo. Decenas de coches van ya abandonando el lugar. El parking se va quedando desierto pues la marea comienza a subir y podrìa con ello arrastrarlos. Aparcamos en la carretera que une la isla al continente. Empezamos a dejar llevarnos por la belleza del lugar.





"Y en el sueño el Arcangel San Gabriel pidiò que se le erigiese el templo..."




Despuès de tomar un refresco en una terraza, sì en una terraza al aire libre en este tiempo todavìa, buscamos un restaurante donde cenar. A partir de las siete de la tarde aquì en Francia ya comienzan a llenarse los restaurantes y como llegues a las nueve ya no te admiten. Entramos en el restaurante "Le Mounton Blanc" o "la oveja blanca" en castellano, aunque despuès de la experiencia vivida podemos llamarlo tranquilamente LA OVEJA NEGRA. Quizàs fuè hace siete u ocho años habìamos estado en este local cenando una carrè y unos frutos del mar y no nos fuè mal. Asì pues, cuando entramos en el establecimiento solo habìa cuatro mesas ocupadas. Nos sentamos al fondo del establecimiento, donde nos indican por cierto, y al poco nos hacen levantar y sentarnos en la mesa de al lado. No entendemos porquè pero lo acatamos sin rechistar. Nos traen la carta y pensamos lo que vamos a pedir. Poco a poco va entrando màs y màs gente hasta que el restaurante se llena por completo. Observamos que a una pareja le indican que se sienten donde quieran al fondo y ocupan la mesa que primeramente habìamos elegido. La cosa comienza mal. Vemos con paciencia supina como la gente pide, cena, primer plato, segundo plato, piden màs bebida, los postres... Nieves y yo nos miramos en un espejo para ver si por alguna razòn sobrenatural nos hemos vuelto invisibles. La gente de las mesas de al lado no pueden disimular la risa al ver que han entrado a cenar mucho despuès que nosotros y todavìa nadie nos ha preguntado nada. La batalla está a punto de comenzar. Ya hasta las narices nos levantamos de la mesa y delante de todo el mundo le decimos a la camarera que dònde está el jefe. "No se nada, no se nada" viene otra chica y dice que ella es la jefa. Con gestos ostensibles para que toda la gente nos entendiese le indicamos que llevamos 45 m. sentados con la carta en la mano y todavìa nadie nos ha atendido cuando los demàs ya estàn haciendo la digestiòn . Le pedimos el libro de reclamaciones y dice que no tiene de eso. Todo esto de pie en medio del establecimiento. Le digo que mañana en todos los periòdicos -un farol- va a salir publicado el trato que nos han dispensado a caso por ser españoles. Lo siento, lo siento. En realidad le importa un cuerno galo. Asì tenemos que ir a buscar otro restaurante. Recordamos el del hotel Relais Du Roy donde nos habìamos alojado hace tres años, fuera de la isla, y vamos para allì.




Acertamos en la elecciòn. El trato es exquisito y cenamos genial. Mejillones, frutos del mar, carré...




Domingo, 30 octubre. Despuès del sencillo desayuno, tanto como el hotel, salimos de nuevo a la carretera para iniciar nuestro periplo de excursiones por lugares que no hemos estado jamàs. Comenzamos en Fougeres, ciudad de Bretaña con unos 20 mil habitantes. Paseamos por su entramado de calles medievales, perfectamente cuidadas y con unas casitas sacadas de un cuento, su castillo, la catedral.







Què bonito es el otoño


Como gnomos y princesas


La arquitectura de estos lares es preciosa

Tras visitar Fougeres nos dirigimos a otra bella ciudad, Vitre.

Vitre es otra preciosa ciudad medieval francesa en la que el entramado de sus calles  y el castillo hacen que pasear  por ella te trasladen en el tiempo.










Seguimos hasta Combourg,donde pasaremos la noche. Nos alojamos en el hotel "Du Lac" situado en un bello paraje junto a un lago y frente un castillo.




El hotel tambièn muy sencillito.Por expresar lo que me pareciò el mismo en la pàgina donde lo contraté casi provoco la III Guerra Mundial porque al leerla los dueños se sintieron molestos. El servicio muy amable, cierto, pero la habitaciòn era tamaño liliputiense. Me dijeron que para lo que habìa pagado què màs querìamos, cierto, pero nadie nos habìa advertido que la oferta que publicaban no se correspondìa con la imagen de la habitaciòn y que en otros hoteles habìamos contratado la misma oferta y no habìamos notado diferencia en cuanto a la habitaciòn. Al final nos mandamos un mutuo mea culpa y solucionado.
La cena la hicimos en el mismo hotel en un elegante salòn. Tomamos unos raviolis rellenos de langostinos y carrè.

"El reloj marca las doce, frìo y seco como un centinela, como un centinela de muertos"





Lunes 31 oct.   Salimos hacia Josselin otro bello pueblo en la Bretaña. Es fàcil entender porquè Francia es el paìs del mundo que màs visistas recibe.










Preciosa vidriera en la Catedral de Josselin

Josselin, otro bello pueblecito francès

Después de la visita a este pueblecito continuamos hasta Carnac. En este lugar se encuentra uno de los màs importantes yacimientos megalíticos de Europa. Previa a la visita comemos en una terraza frente al Ocèano Atlántico, algo impensable para esta época del año. Por seguir con la dieta continuamos con unos frutos de mar.






El subconsciente guarda recuerdos heredados del pasado, por esos jugamos con unos niños a ser un poco "primitivos"





  Después de esta interesantìsima visita proseguimos hasta Guerandé, lugar donde pasaremos nuestra última noche de estas mini-vacaciones. El hotel se encuentra un poco alejado del centro de la ciudad, pero es un hotel completamente nuevo y completamente ecológico, por eso su nombre es Econuit. Salimos a conocer la ciudad y nos sorprende el ambiente que hay. La ciudad amurallada está atiborrada de gente, pero hasta apenas las siete de la tarde, enseguida se retiran para cenar. Lo hacemos en un restaurante italiano, por cierto muy bien.





Nos sorprende el extraordinario ambiente que hay en Guerandé

Y al día siguiente, 1 de noviembre, de nuevo volvemos para casa. Otro extraordinario viaje.

Impresionante viaducto en Saint Nazaire